jueves, 12 de diciembre de 2013

¡QUÉ RABIA!

En ocasiones las maestras se sorprenden de las "rabietas" de algunos niños que estallan en pataletas, cabezazos, tensión muscular, gritos...

En principio sí es un desequilibrio; lo que no sabemos es si es una patología, una enfermedad permanente en los padres o en los niños, o es algo transitorio como nos puede ocurrir a cualquiera. 

Hay que tener en cuenta que los niños siempre son el exponente de los padres,    
es decir que si el padre es "uno", el niño es "uno al cuadrado". Por tanto, siempre que los padres hagan o tengan un problema, el niño vendrá al cole con la misma frustración que tienen los padres teniendo en cuenta que además el niño quisiera quitarle el problema al padre y no puede, por eso el niño es un exponente mayor que el padre o que la madre.





Las maestras lo que tenemos que hacer en estos casos es mostrar serenidad, sentido común, disciplina y no darle excesiva importancia; porque siempre que relativizamos las cosas sin aspavientos, irá poco a poco calmándose. Se le debe decir que se le va a atender, pero que no puede distorsionar al grupo. Es decir, no le negamos su existencia aunque esté rabioso. 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿POR QUÉ PEGA? ¿QUÉ PUEDO HACER? ¿CÓMO?

Cuando un niño pega a otro, inicialmente se debe por un desasosiego, también puede ser con instinto de sometimiento de uno hacia el otro, pero inicialmente suele ser porque tiene un desasosiego, una rabia, una impotencia, algo que lo manifiesta golpeando a su compañero como si así se lo pasara a él. El otro se ve sorprendido por ello, pero le llega ese desasosiego en el golpe de su compañero. Por tanto tenemos, en principio, dos víctimas inocentes y sólo hablando podremos descubrir cómo lo ha hecho uno, el que ha pegado, y cómo lo ha recibido el otro. 




Cuando un niño intenta imponer (probablemente por una conducta aprendida en su casa, sea por padre, tío, abuelo o madre, tía o abuela) debemos enseñarle que en la sociedad escolar, no es válido; por tanto lo que debemos hacer siempre es darle la ocasión de hablar y si él, probablemente igual no, pero probablemente se vuelva a negar, entonces nosotros lo que debemos hacer es mostrarle que con esa actitud no estamos dispuestos a soportarle, en todo caso lo apartaremos de una manera que no sea dolorosa para el niño, sin arrogancia, haciéndole ver que entendemos su actitud pero que no la aprobamos. Simplemente que llegue a entender que con la actitud de su tío, su padre o abuelo, etc. no va a tener éxito en las relaciones con los demás. 

En cuanto podamos se lo manifestaremos a su familia, diciéndoles que esa es una conducta aprendida fuera del colegio. 



Tic-tac, tic-tac...


No te quedes con la teoría, llévalo a la práctica, ya habrá tiempo de hacer tareas o fichas más adelante; la resolución de éstos conflictos emocionales requieren de toda nuestra atención de inmediato; de ti maestro o maestra, madre o padre, depende que no se haga demasiado tarde.