lunes, 1 de julio de 2013

OSCAR TEROL


"Los artistas, por ejemplo, no tienen cabida en el  sistema educativo actual y son necesarios en esta sociedad..."



¿Por qué una persona se dedica al humor y con tanto éxito?

Porque el éxito no nace tanto del aplauso de los demás, como de las vísceras de quien lo emite.
Oscar Terol es un crío muy preocupado, tan preocupado, que su única escapatoria es el humor. Por eso lo hace tan bien.
El humor siempre tiene una pata en la tragedia.
Él nos cuenta como le hubiera gustado tener una escuela y cómo debieran ser sus maestros:


1- ¿Cómo te hubiese gustado que hubieran sido tus maestros?
No me quejo del conjunto de maestros que me educaron. Ninguno frenó mis talentos.

2- ¿Tenias alguno preferido? Y, ¿Por qué?
Hubo varios. Me gustaban aquellos que transmitían con pasión su asignatura, creo que la información necesita de la emoción para que llegue. Comunicamos con emoción mucho antes que con datos. 
También los que me inspiraban otros aspectos relacionados con mi ser creativo.

3- ¿Eras más libre de niño o ahora que eres menos indefenso?
Soy más libre ahora. El niño está siempre en la selva, tiene más enemigos reales, los miedos son constantes y reales. Ahora nos los buscamos.

4- Si tuvieses que dedicarte a la enseñanza ¿Cómo lo harías? es decir, ¿Cómo actuarías con los niños?
Mi objetivo sería intentar reconocer a la persona que tengo delante; darle margen para que se exprese, probar muchos espejos para que se mire y se reconozca; estar atento al momento en el que salte el brillo en los ojos y atacar ahí; darle duro; permitirle ser, aunque ese ser vaya en contra del sistema educativo. Los artistas, por ejemplo, no tienen cabida en el sistema educativo actual y son necesarios en esta sociedad porque acabarán por ser guías. Es una paradoja. No hay que tener miedo al individuo. Eso no quita para cultivar las mentes y los espíritus con materias racionales y clásicas. La estructura del conocimiento es necesaria.

5- ¿Qué fue lo más difícil para ti en la escuela?
Sentirte un poco el patito feo, sin expectativa de futuro. Pero creo que no se puede culpar de eso a la escuela, mi fragilidad tenía otro origen. 

6- ¿Cómo conseguiste que no se secara el ramillete de ilusiones?
Siempre hay alguien que aparece y te acompaña en tus sueños: un compañero; una mirada cómplice de un profesor; un comentario que te estimula. Y por supuesto, recibí una gran educación fuera del colegio a nivel humano. Mis maestros no siempre han estado en los colegios.  

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